IOMET: TU ESTUDIO BIONUTRICIONAL

Además, con esta información determina qué complementos nutricionales y qué tipo de alimentación se debe seguir para poder restablecer los niveles de micronutrientes y mejorar el desequilibrio interno.

La expresión de un terreno se explica como una alteración entendiendo que hay un desequilibrio nutricional que incide negativamente en el organismo. Puede suceder en un momento puntual por el que se esté pasando, aunque un terreno alterado normalmente coincide con la tendencia a padecer un trastorno concreto, se podría traducir como “el terreno es el punto débil de cada uno de nosotros”.

Con el resultado del test IOMET, es decir, con el resultado del estudio personalizado bionutricional, conoceremos qué desequilibrio/s tenemos y poder entender así sobre lo que debemos mejorar, cuál/cuáles son los pilares fundamentales para poder revertir y mejorar nuestro estado nutricional.

No solo debemos comer correctamente, sino que debemos tener un buen estado nutricional. Se consigue a través de los micronutrientes de los alimentos: vitaminas, minerales, oligoelementos, antioxidantes, omegas. Tanto en la cantidad suficiente como en la correcta harmonía entre ellos. Estos nutrientes son los principales cofactores que intervienen en el correcto funcionamiento de nuestro metabolismo, hace que nuestro organismo trabaje correctamente. 

Muchas veces, los alimentos no tienen los niveles adecuados de los supuestos nutrientes: por recolección temprana, cámaras frigoríficas, transporte, o bien por la cocción de los mismos. En definitiva, un alimento puede no tener suficientes nutrientes y además los puede ir perdiendo de forma natural, por lo que nuestro organismo obtendrá menos cantidad. Si sumamos que además tenemos una necesidad incrementada de dichos nutrientes, puesto que debemos reforzar un terreno alterado, aún más se incrementa la necesidad de saber qué suplemento es el que necesito.

Y no solo eso, sino que además si nuestra alimentación no es lo suficientemente equilibrada y no contiene los grupos de alimentos más necesarios a diario, como lo son las hortalizas, verduras, frutas, legumbres se incremente el poder de conocer esta suplementación.

Existen 7 terrenos como comentábamos, y puede que se exprese uno, varios o todos ellos a la vez. La expresión de un terreno, se entiende como negativa y dependerá de la condición fisiológica, de los hábitos tóxicos (consumo de tabaco, alcohol, medicación crónica, exposición a tóxicos…), del estilo de vida (horas de sueño, actividad física, alimentación), etc. La característica común más importante entre ellos es que es posible reequilibrar el terreno alterado realizando cambios en la alimentación y en el estilo de vida. 

Terreno C: Está relacionado con una carencia en Ácidos Grasos Poliinsaturados (omega 3 principalmente), vitaminas y minerales.

Terreno H: Está relacionado con un desequilibrio en la gestión de los azúcares así como una carencia en vitaminas y minerales.

Terreno A: Está relacionado con una incapacidad del organismo en neutralizar el exceso de ácidos y con una carencia en vitaminas y minerales.

Terreno N: Está relacionado con el stress y con carencias en vitaminas y minerales.

Terreno B: Éste está relacionado con un desequilibrio en su ecosistema intestinal.

Terreno I: Está relacionado con una acumulación de elementos tóxicos en el organismo.

Terreno O: Esto está relacionado a una dificultad del cuerpo para combatir el exceso de radicales libres.

Solemos sufrir desequilibrios debido a nuestro entorno, a las condiciones de vida y a los hábitos alimenticios inadecuados. Para ello necesitaremos que nuestras células entren en dos fases:

• fase I de detoxificación, en la que las células podrán eliminar los tóxicos acumulados, que no son más que unas interferencias que evitan que las células puedan hacer su función correctamente, además de precisar de más nutrientes para esta función.

• fase II de reestructuración, donde la célula debe ingerir suficientes niveles de vitaminas, oligoelementos, minerales, antioxidantes para reestablecer su función dañada.

Los síntomas y signos más evidentes son:

• Falta de concentración, Falta memoria, Irritabilidad, Dolor de cabeza, Mala gestión del estrés, Estress, Insomnio, Problemas para dormir, Depresión.

• Fatiga, Mareo

• Trastornos de la menopausia, Síndrome premenstrual

• Molestias frecuentes de garganta, oídos y nariz

• Molestias musculoesqueléticas, Temblores, Palidez

• Problema de fertilidad

• Pérdida de elasticidad

• Acné, Eczema, Alergias

• Antojo de azúcares frecuentes

• Alteraciones de la visión

• Inmunidad debilitada, Infecciones recurrentes, Resfriado crónico

• Problemas digestivos, trastornos intestinales, Hinchazón

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